Cuentos de Dinosaurios. 9 – “ La carta misteriosa y el anillo”

Hugo, Sauri, Teresa, Pablo y Helena pasaron la noche en la casa de su amigo Javier. El primero que se despertó fue Hugo, pero como se levantó muy temprano no quiso despertar a los demás.

A las diez de la mañana, todos se levantaron y se fueron a desayunar. Cuando decidieron irse para proseguir su aventura, Javier les dijo: – Tomad, os doy esta mochila nueva para que guardéis todos los objetos que habéis encontrado.

  • Gracias Javier- Le respondieron todos.
  • adiós- Dijo Javier.

Cuando retomaron su viaje ya estando lejos de la ciudad, a Hugo se le vino algo a la cabeza y dijo: –Una pregunta ¿Quién creéis que es ese tal Tomás?

  • No lo sé, pero me da muy mala espina- Respondió Sauri

Horas más tarde, nuestros amigos dinosaurios estaban muy cansados porque llevaban horas andando, pero de repente Teresa ve algo no muy lejos y dice: – Mirad chicos otra cabaña, ¡vamos!

  • Genial – Dicen todos.

Cuando llegaron a la cabaña se dieron cuenta de que había mucha comida, así que se pusieron todos a comer porque tenían mucha hambre y después se fueron a dormir. Esta vez, la que se levantó antes fue Helena, porque tenía mucha sed y cuando fue a beber agua ve una carta sobre la mesa y despierta a todo el mundo con gritos: – ¡Chicos, chicos despertad! ¡Hay una carta en la mesa!

Todos se levantaron dando un salto de la cama y fueron corriendo a donde estaba Helena. La diplodocus abrió el sobre y comenzó a leer la carta que decía así:

“Hola Hugo, Sauri, Helena, Teresa y Pablo. Sí, me se vuestros nombres. Yo me llamo Tomás y soy el que os dejó el mapa. Debéis saber que sé todos vuestros movimientos, os sigo, pero no en persona. No me toméis como un amigo, al revés…

Hugo, sé dónde está tu manada, pero para encontrarla tendréis que encontrarme a mí primero. Que sepas que no están en las grandes montañas, los capturé a todos por el camino. Buena suerte para encontrarme”.

Firmado: Tomás.

  • Pero… ¿Qué vamos a hacer ahora? – preguntó Hugo desilusionado.
  • ¿No os acordáis ya de Daniela? Ella predice el futuro. No te preocupes Hugo, ella puede ayudarnos a encontrar a Tomás y a tu manada- recordó a todos Sauri.

Al nombrarla, como por arte de magia, Daniela apareció.

  • ¡Venga Daniela, ayúdanos con tu magia! – exclamó Hugo.
  • Está bien, os dije que os ayudaría cuando me necesitarais – Dijo Daniela.

De repente, Daniela cerró los ojos y empezó a hacer magia. Cuando abrió los ojos, les dijo a todos: – No sé exactamente dónde está, pero sé que está cerca de las playas de corales.

Nuestros amigos dinosaurios pusieron rumbo hacia las playas de corales. No sabían dónde estaba la manada de Hugo, pero lo que si sabían era que ese tal Tomás los tenía atrapados a todos. También sabían que estaban cerca de la zona de playas de corales, así que iban por buen camino.

Nuestros queridos amigos se dispusieron a dormir, cuando de repente escucharon un ruido. Sauri, que era muy valiente, dio un grito de lucha: – ¡Uuuuulla! – Y entonces, se dieron cuenta de que ese ruido lo había producido un ave. Al darse la vuelta se encontraron con una preciosa ave con plumas doradas y plateadas. Tenía el pico muy brillante.

Todos los amigos de Hugo se durmieron menos él que se quedó contemplando esa ave hasta muy tarde y poco a poco se fue quedando dormido.

A la mañana siguiente se despertaron todos a la vez y Hugo se dio cuenta de que esa ave tan maravillosa estaba apoyada en su hombro y pensó que quería quedarse con ellos, así que la dejó.

Emprendieron su camino y horas más tarde llegaron a un río maravilloso. Todos estaban sedientos y comenzaron a beber agua. Cuando terminaron de beber, Daniela pregunto: – ¿Qué es eso?

 – ¿El qué? – Respondió Pablo.

Entonces, Daniela se acercó a un árbol que había por allí cerca y saco de él un anillo con un diamante. Hugo se dio cuenta de que era el anillo de su madre y decidió guardarlo en la mochila nueva que les había dado Javier.

  • Estamos cerca, pero presiento que todavía queda mucho camino por recorrer- Dijo Daniela.
  • Yo creo que también lo presiento…- Respondió Sauri.
  • ¿De verdad? – Dijo su hermana Helena.
  • Si, siento un dolor de barriga enorme y tengo mucha hambre- rio Sauri tumbada sobre la hierba.
  • ¡Qué glotona eres hermanita! – Exclamó Helena riéndose.

Después de una larga charla decidieron irse a dormir y mañana seguirán con la gran aventura que les espera…

Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena, Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del Carmen en Esquivel, Sevilla)